sábado, 14 de marzo de 2015

República independiente de tu cama.



He llegado a tu casa, me he lavado los dientes y me he puesto esa camiseta negra tuya, que dices que me sienta bien. 

Hoy dormiré en bragas, en tu honor, y las usaré de bandera para proclamar la República independiente de tu cama. 

En la que estás tú y tus manías, y yo y mis tonterías, que no se van de una hostia, ni de dos. 

Se van cuando estás dentro de mí, entonces sé que esto es serio, que llegas con toda tu artillería posándola en mi bajo vientre, produciéndome un cosquilleo, pero fuerte, muy fuerte.

Y entonces es cuando llego yo, y saco mis antitanques y creamos una perfecta guerra en la que acabamos rendidos, yo con las manos en alto, y tú, con las manos en mis tetas. 

Y qué bonito sería si todo el mundo hiciera la guerra así. 

Ven, cariño, hazme tuya y te hago mío y nos hacemos y deshacemos constantemente en una  noche. 

Que no quiero prisas, pero tampoco pausas, no contigo. 



Vuélveme a besar en un cruce delante de un hotel. 



Vuelve a por mi, a las doce en la Renfe.

Vuélveme a decir te quiero, con el cosquilleo de la primera vez. 

Vuelve a querer follarme una y otra, y otra, e infinitas veces, y no dejes de hacerlo.

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